Camino por deslumbrantes desiertos, arrastro mis pies por gigantes dunas de arena clara, en el último rincón de la esperanza, mientras, a lo lejos, espera el oasis inalcanzable de la tranquilidad de los pensamientos...
Abro sin parar una puerta tras otra, una y otra vez, asiendo ardientes picaportes que conducen a la nada del otro lado, al silencio del bullicio más ensordecedor, a la soledad de la compañía de mil personas que, una tras otra, pasan rozándose sin nisiquiera levantar la vista...
Otro trago me conduce al fondo de un vaso desde el que puedo ver, entre el tibio humo de un cigarro, la silueta difuminada de una sonrisa amiga, de unos ojos grandes que miran tiernos, repletos de preguntas y temerosos de respuestas, que apenas alcanzan el borde del vaso, entre el estruendo de la música...
La música, que poco a poco se apaga dejando un sombrío auditorio vacío, enorme como el deslumbrante desierto de dunas de arena clara, y, aun al otro lado del vaso...un oasis de grandes ojos que miran tiernos, una sonrisa amiga....
No hay comentarios:
Publicar un comentario