martes, 18 de noviembre de 2008

Oaxaca


¿Ya hemos llegao? Menos mal, queeee frio he pasao!!! En fin, pal wc de pago a darnos un agua por lo menos, o que?? Ea, por 3 pesos x lo menos me lavo los ojos...

Y ahora? Al zócalo y a almorzar, que parece que hay ganuza ya. Otra vez camión, y a un zócalo a parar en el que no hay ni perri...de momento, porque al rato aquello se pone que bulle de gente, pero nada más llegar, todo cerrado, una hora pateando para encontrar un sitio para almorzar, y claro, como hemos hecho hambre, pues que mejor que unos huevos con chorizo y frijolitos, no??

Ya se ve la vida de otra manera, ahora a buscar a Memo y Lore, montarnos en el coche y a Monte Albán, que está al ladito de Oaxaca, pero con las indicaciones del respetable, nos despistamos un tantito por los caminos, pero bueno, llegamos, aparcamos, y a patear otra vez cuesta arriba hasta llegar al sitio; para variar, hay que pagar, y para variar también, soy el único que paga, asíque Memo me deja un carnet de estudiante del año pun y con eso y un poco de tensión en el ambiente a la hora de cruzar delante del guardia, paso sin pagar con el dedo puesto en la foto de la tarjeta....en fin...

Monte Alban son unas ruinas zapotecas que, entre las fotos y el siguiente enlace tenemos todos los datos (si, memoria pez...) http://www.elclima.com.mx/zona_arqueologica_de_monte_alban.htm

De regreso, nos fuimos a Arrazola, que es el pueblo donde se fabrican los Alebrijes, piezas irreales y mágicas salidas de la imaginación del artesano Oaxaqueño, los alebrijes representan el espíritu innovador e irreal del alma Oaxaqueña mediante la formación de figuras obtenidas después de un tallado y pintado manual, realmente chidas, pero que andaban un poco caras...(precio turista pendejo...).

A estas alturas de la película yo ya notaba los efectos del frío de la noche en el bus, y andaba un poco febril, pero bueno, nos fuimos a comer, que eso siempre ayuda (aunque después de comer ya estaba como una estufa catalítica), depues de comer, al coche, a un pueblo que tenía un mercadillo tradicional chido, y al que no llegamos, pero como yo caí frito nada mas sentarme en el coche, no se que es lo que pasó durante el viaje, el caso es que nos perdimos varias veces y hubo que volver a la base, lo bueno es que el ibuprofeno y el jugo de naranja hicieron su efecto (eso y las 2 horas de siesta en el auto..), y al despertar ya estaba bien..jej.

En Oaxaca vimos a Mariana, amiga de Memo y que nos daría fonda esa noche, y se fue acabando el dia.

De mañana, a ver Oaxaca, aunque casi toda la mañana en el mercado de artesanías, que es un chingo de grande, con pasillos super estrechos y mogollón de cosas en todos los puestos, que casi tenía que ir agachado en algunos tramos para no llevarme nada palante, vorágine compradora y a comer...

Copoooon, llegamos al mercadillo de la comida, un pasillo con puestos a ambos lados, en los que los tenderos exponen la carne y allí mismo te asan lo que quieras (en nuestro caso, tres cuartas de cecina y una de chorizo, jaj), una topera que aquello parecían las lumbres de San Antón, y como no, la peña gritando: van a comer güeros?? les busco una mesa!! dame la bandeja wey!! que les voy a dar??, y nosotros allí de panolis haciendo tapón en el pasillete...k angustia!!

En fin, una vez pedida la carne, nos vamos a la mesa que nos han buscado, en un puesto en el que hay una pinche vieja que nos dice (con cara de: o lo haces o te echo mal de ojo...), que si no consumimos refrescos, allí no podemos estar...total, que pedimos unas quesadillas, y llega el gran momento: Chapulines??? si, una orden de 5 pesos, por favor....y alli estamos con nuestra bolsita de saltamontes al mojo de ajo, decidiendo si vamos a tener huevos de probar eso o no..., venga, esto es sin pensar, uno a la boca y a mascar....mmm?? pues no está esto tan malo, no?? es como...una pipa tijuana, pero sin pipa dentro, jajaj, eran de los chiquitos, supongo que los grandes tendrán caldete por dentro (....), pero estos estaban buenos, asíque ala, a la quesadilla y pa dentro (un chingo de puestos con cerros de chapulines de todos los tamaños en cada rincón, por cierto), y en el mercado mogollón de productos de aquí, y como siempre, con cara de panoli de ver tantas cosas "extrañas", en fin, una experiencia total.

Pues nada, a buena hora otra vez para Puebla, sin mas complicaciones, y esta vez no llegamos a las luchas, pero bueno, llegamos a tiempo de pillar máscaras, que era lo que estaba en el plan...

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