Canta tonto, canta, que tu voz recorra océanos pronunciando su nombre, que sea caricia para el azul solitario.
Canta tonto, canta para la niña más hermosa, para la guerrera águila que alguna vez te regalara su corazón insurrecto. Ofrece estas notas tristes, tonto, porque siempre se conserve selva. Selva preciosa. Selva proscrita. Selva que ríe tiernamente.
Canta tonto y agradece las suaves líneas de su piel, el marrón inmenso en su mirada y su corazón impetuoso. Canta, tonto, canta y, aunque los dioses se oculten nuevamente, no dejes de ser serpiente. Serpiente infinita. Serpiente feroz. Serpiente que llora al reptar entre tus vientos. Soplo lejano de tu aleteo.
Canta, tonto, que tu canto sea palabra: páginas en tus libros. Grita tu canción, tonto, grita hasta escupir colores y dibujar encuentros y tatuar ilusiones y trazar, suavemente, los lunares en su espalda. Conviértete en el mejor artista, tonto, y pinta los sueños más lindos para ella. Delinea la perfección de su figura, decora con trazos precisos un rostro celeste para luego escribir la palabra imposible en su cuerpo.
Canta tonto, interpreta coplas que la abracen por siempre. Que tu garganta expulse calor, que tu canto, tonto, se convierta en Marea. Pleamar que joda al viento y vuelva, atontado, con nubes negras y heridas y cicatrices que le arranquen un suspiro.
Continúa, tonto, e interpreta la historia de aquella mujer capaz de lograrlo todo. Haz de los kilómetros centímetros y, si es necesario, plagia una canción de lunas misteriosas para que, ella, haga de la realidad una fantasía.
Canta, tonto, que tu aliento seque sus lágrimas cuando sea necesario, que tu ritmo sea un apoyo incondicional en su vuelo. Sigue cantando, tonto, deseando lo mejor a tu princesa, ahora que las estrellas se desploman en canciones. Murmura, tonto, un himno para la niña más hermosa y genial que pueda existir. No te detengas, tonto, que de tu boca salgan miles de cuervos melodiosos que, con su plumaje lila, entonen la más conmovedora despedida.
Adiós, tonto, adiós, haz de tu canto el más sincero agradecimiento y de tu melodía un beso cariñoso y definitivo. Despídete, tonto, nunca dejes de cantar y quizás, algún día, alguien escuche tu voz."
Memo Garay
Puebla-México
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